miércoles, 11 de septiembre de 2013

After Dark, de Haruki Murakami

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Hace unos días la taberna abrió, por fin tras obras y muchas preparaciones, sus puertas. La gente respondió al anuncio de apertura y acudió a nuestra inauguración. Fue toda una fiesta y lo pasamos muy bien: bebimos, reímos y charlamos mucho. Sin embargo, hasta ayer no habíamos celebrado la primera "tertulia literaria", y el centro de aquella reunión fue After Dark, de Haruki Murakami, publicada en Japón en 2004 y traducida al español por Lourdes Porta en 2008 para Tusquets Editores.

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Título: After Dark
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets Editores
Colección: Andanzas / Maxi
Traducción: Lourdes Porta
Año: 2008 / 2010
ISBN: 978-84-8383-101-4 / 978-84-8383-562-3

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El motivo de que esta entrada (y todas las que vendrán) esté escrita con letra grande es que el tabernero está más bien ciego y no quiere que vosotros lo estéis también.
 
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Una joven, cuyo nombre es Mari, ha decidido que no quiere ir a su casa esa noche, por ello deja que el último tren del día se marche sin montarse en él. Para matar el tiempo, entra en un bar-restaurante y se pone a leer un libro con forro, lo que nos impide conocer de cuál se trata. Sin embargo, ese proceso de lectura se ve interrumpido cuando un joven llamado Takahashi, al cual había visto una sola vez en su vida durante una cita doble con su hermana y otro muchacho, la reconoce y se sienta con ella. Mientras todo ésto sucede, Eri, la hermana de Mari, duerme en su habitación sumida en una dulce inconsciencia. A las doce de la noche, en la habitación de Eri, una televisión desenchufada comienza a mostrar una imagen turbadora: un hombre totalmente inmóvil con la espalda pegada al respaldo de la silla y la cara cubierta por una máscara que oculta su identidad. Takahashi se marcha a ensayar, es músico aficionado en una banda, y Mari prosigue con la lectura, pero ésta se ve de nuevo interrumpida cuando Kaoru, encargada de un love hotel, le pide ayuda para con una prostituta que ha sido agredida por su acompañante y que yacía desnuda y sin nada en la habitación. Mari acepta y la acompaña. A raíz de ese hecho surgen nuevas historias, todas relacionadas entre sí: el agresor de la prostituta, la vida de una de las empleadas del love-ho: Kōrogi, o la historia de Kaoru.

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Murakami propone en la novela dos realidades: la de la pantalla y la cotidiana (en este caso nocturna). En los capítulos en los que observamos lo que sucede en la pantalla, Murakami actúa como si fuera un director de cine y narra en primera persona del plural lo que va sucediendo: el hombre se levanta de la silla y nosotros lo vemos, el objetivo se acerca a él y nos muestra un primer plano de la máscara que mantiene su identidad en el anonimato, etcétera. Los personajes que pueblan esa realidad son conscientes de ella, saben que están siendo mostrados por una pantalla y quieren hacer algo: éste es el caso de Eri que, tras ser transportada a esa realidad, desea escapar de ella y de la habitación en la que transcurre. La otra realidad, la cotidiana, nos muestra a personajes solitarios que, hasta cierto punto, reniegan/huyen de sí mismos o de algo de su pasado: un padre que estuvo en la cárcel, una hermana modelo que la eclipsó desde el primer momento, un pasado oscuro que hace que tenga que vivir con un apodo: Kōrogi (que en nuestro idioma significa grillo), una mujer que en su adolescencia fue campeona de lucha y rica, pero que ahora es pobre y tiene que trabajar de encargada de un love hotel, un informático de una empresa que no es capaz de enfrentarse al amor y el cariño de su familia y que por ello visita burdeles con prostitutas o trabaja hasta altas horas de la madrugada. Mediante Eri y Maria las dos realidades se funden.

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Indagando un poco en la biografía de Murakami descubrimos que regentó durante años un club de jazz. "Joder, ahora se entiende lo de Takahashi y lo de Mari, su pasión por la música, jazz y blues en concreto", dijo uno de los tertulianos cuando mencioné el dato. Y es que la música es, posiblemente, uno de los motores de la narración, pues está presente casi en todo momento. Es más, el título del libro proviene de una canción de Curtis Fuller: Five Spot After Dark. Aparte de Curtis Fuller, desfilan por la novela Bach y sus suites inglesas, Scarlatti y sus sonatas, Burt Bacharat y su The April Fools y demás.

 
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Varios son los temas que desfilan por la novela: la relación entre hermanos/as (que en este caso son frías, pues desde que eran pequeñas Mari y Eri han sido totalmente contrarias: Mari era una niña solitaria, que pasaba desapercibida, buena estudiante, sin mucho existo social (aún es virgen, aunque eso lo solucionará pronto Takahashi, confiemos); mientras que Eri es una triunfadora nata: desde pequeña ejerce de modelo para revistas y para la televisión, es popular: todos están pillados por ella, incluido Takahashi, y va a una escuela privada para clase alta. Sin embargo, si aplicamos la lupa para poder observar más de cerca a ambas hermanas podemos atisbar que Mari es feliz, o al menos no es infeliz, mientras que la felicidad de Eri es inexistente a pesar de que lo tiene todo. Esta situación es la que hace que un buen día Eri decida acostarse y sumirse en un profundo sueño que dura hasta hoy, a saber: dos meses después de que se iniciase. Otro de los temas que desfila por la novela es el de las mafias chinas en Japón. (Aquí hubo controversia en el debate: unos afirmaban que su aparición en la novela corresponde a una función social, otros afirmábamos que no, que la aparición de la prostituta china que es obligada a ejercer su oficio corresponde sólo un deseo de que la narración avance. Y a vista del desarrollo que tiene en la novela, nosotros tenemos razón.) Otro tema es el de la realidad nocturna, que dista mucho de la diurna, en la que todo es tan oscuro como el cielo que la cubre: cuando Takahashi reconoce a Mari en el bar-restaurante y comienzan a hablar se extraña de que ella esté por allí a esas horas. 

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El otro día en la reunión alguien calificó la novela como "narración de personajes", y se explicó: "Para mí el motor de la novela son los personajes, no los temas o la narración, ellos son los que hacen que la narración avance y que la historia se desarrolle. La abundante presencia de diálogos refuerza este aspecto, y en los momentos en los que éstos no aparecen, Eri es la que mueve la acción. No existen reflexiones del narrador, si acaso alguna de algún personaje." Y yo le di la razón.

6 comentarios:

  1. Enhorabuena por esa inauguración, compañero. Yo tampoco llevo mucho por aquí, lo que importa es que se mantenga la ilusión de los inicios.

    A mí Murakami se me atragantó con Tokyo Blues (aunque a casi todo el mundo le encanta) y tengo a Kafka en la orilla esperando en un estante, pero me va a costar empezarlo. Sí, tengo prejuicios contra él, pero cuando tienes cierta experiencia lectora son inevitables.

    ¡Mucha suerte!

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    1. Muchas gracias. Esperemos que esa ilusión dure.

      A mí está me ha parecido una novela buena, y por lo que he oído es diferente de Tokio Blues. A lo mejor aquí te reencuentras con él, quién sabe.

      ¡Muchas gracias!

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  2. Me gustaó esta novela, por su soledad, sus personajes...
    ¡Suerte con el blog! Y gracias por la letra grande,jaja

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    1. Muchas gracias, Emma. Esperemos que sirve de algo la letra grande.

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  3. Un análisis la mar de interesante y conciso. Muy buen trabajo.

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